Anduve por un rato, tranquilizando mi mente...
me pudría las palabras que retenía,
pero no podía volver el tiempo atrás...
hace unos meses atrás, dejar todo bien,
con nuestros escritos y nada más,
tuve que intorpecer la soledad, con las ansias de querer más y más.
Me da rabia la impaciencia... me persigue a todo ritmo,
vuelo para alejarme de ella,
pero ella vuelve a agarrarme de una forma brusca y me sujeta
que duele hasta mis delgados huesos.
Entre a un lugar a despistar mi mente,
el lugar que rellena de tranquilidad
que guarda secretos entre sus ramas
que perdurara así por el tiempo
y que no dejará ver secreto alguno a sus visitantes.
Las aves se bañaban en los canales,
un agua transparente,
viva como ella misma,
el sol la hacía brillar como un diamante.
Mis ojos mojados,
no terminaba de dejar de sentir dolor...
¿por qué ese dolor?
no entendí las lágrimas, y tampoco la rabia,
pero si entiendia mi impaciencia, y las ganas de gritar
salir corriendo lejos de todo... perderme en el abismo de la soledad.
Pero sabía que si hacía alguna locura
que mi mente imaginaba,
era algo que no tenía vuelta atrás.
Deje pasar las horas...
caminaba sin cesár... me perdía entre los arboles... la tierra mojada... las aves y su canto.
Aún así, estabas allí,
con tu rostro, tus palabras, y de algo inmaduro...
pero nada más estabas allí a segundo recorridos...
te perdía por horas.
Te perdí por muchas otras.
Fui cautelosa, pero poco prudente... no sirve de nada ser como yo...
Me deje llevar por los caminos perdidos,
por los andares de la frialdad, y ahora renacen
como los fuegos artificiales en festividad...
pero enegrecidos, opacos como el cemento,
duro como el metal...
hediondo como el pántano de la selva.
Fui yo, y ya no lo seré... me he perdido, no sé cuando volverá la niña inocente... se alejo de mi, se fue.
10 julio 2011
02 julio 2011
La la la
Solo escucho en la noche un ruido que se aleja con mis quejas,
realmente soy otra al oírlas,
las perdere como otras
que nunca estuvieron en mi boca.
Vagabunda de la vida ajena
perdida en la mía
queriendo la tuya
me siento plena.
Cambie un instante una sonrisa por una lágrima
ahora la lágrima se fue y volvió la sonrisa
pero se queja que quiere irse de mi
como si yo fuera una bestia.
Podrido el rincón de los recuerdos
un asco mirarlo
vomito sobre ellos
y limpio luego, con el paño ensangrentado de sudor.
Mi corazón palpita lento
descansa un minuto,
late una hora
sin parar.
Veo rostro que no entiendo
permitido al dolor y al regreso
de una locura que deje sembrada
en un pantano velado por el amor.
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