Hay veces que te repiten una y otra vez las cosas... pero es increible cuando Dios lo hace.
Hoy, en clases de niños, leí un versículo que calza perfecto a mi vida, a muchas cosas que suceden rutinariamente en mi cabeza... "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora" (Eclesiástes 3:1); cuando lo leí quede ¡plop¡, porque me dije: "ya¡ YA¡ si sé... pero sé que debes recordarmelo porque lo olvido y me coloco más ansiosa de lo que soy :)".
Las cosas que queremos con tanta ansiedad, sucede que tanto la anhelamos, que demoran en llegar, y cuando olvidamos esa ansiedad por aquella cosa, llega sin esperar... seguramente, no soy la única con deseos en su interior, ocultos por mucho, mucho tiempo, que lo olvidas, y de repente aparecen nuevamente; recuerden, (como Dios lo hace en mi), que todo tiene su tiempo, y mucho más las cosas que deseamos de corazón.
"El tiempo se acorta en tu mirar / no dejes que el suelte tu mano / y el olvido te deje sin hablar / sin observar lo que tienes en tu razón. / Secuestra al tiempo, / deja que el te guie como las nubes por el cielo / canta sin miedo / y sé quien eres en realidad"