03 abril 2011

Historias inventadas

Una cuncuna se arrastra por el suelo embarrado, aburrida que todos los días de lluvia el traje de seda quede sucio, y prefiere quedarse en casa y perderse el día de lluvia junto sus amigos insectos.

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"¡Ay de mi!"-, suspiro la flor que quería un poco de sol.
-"¿cómo puedo alimentarme sin el sol?"-, y cuando dice esto la escucha un picaflot, y este le dice, -"no eres mi amiga, pero tu pena invadió de tristeza mi corazón, y por hoy no sacaré de ti polen... espero que el sol se asome luego para que estes feliz"-, y la flor queda diciendo, -"por lo menos se apiado de mi, pero ¿qué saco con eso? si lo que necesito es alimento o sino morire?.

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Coqueta camina la golondrina mostrando su nuevo traje de relucientes colores.
De repente una amiga la llama desde el cielo invitándola a volar a lugares lejanos descubiertos recién.
Lo dudo por un momento por temor a que su nuevo traje se extropiara con alguna rama en el camino. Al finla decidio hechar a volar junto a su amiga, y al hacerlo, su nuevo traje fue punto fijo de hermosura en los aires que hasta los pequeños bichos le decían lindas palabras al verla pasar.

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La luna llora porque quiere estar llena.
Se detiene por un momento a hechar un vistazo a los suelos de la tierra y se da cuenta que un hombrecillo la observa asombrado por su tristeza.
Sin darse cuenta que la luna lo había pillado, este hombrecillo seguía observándola, y de un segundo a otro la luna desaparece, el queda atónito porque no entendía como la luna se había ido sin dejar rastro alguno.
Mirando asombrado hacia el río ve que la luna se baña coqueta sonriendole como agradeciento de estar observándola a pesar de su tristeza.
Este se sienta a la orilla del río y sonríe junto a ella, y la noche entera se la pasan sonriendo mutuamente.

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